Foto: Oriana Lerner

A continuación los dejamos con un texto escrito por Sandro Venturo, sociólogo, publicista y creador de la muestra Terremoto en Lima junto a Daniela Rotalde. Si aún no has visto esta exposición, ¡animate! y date una vuelta por la sala Miró Quesada Garland en Miraflores. La entrada es gratuita y estará hasta el 7 de febrero.

Gran parte de la sociología peruana, en los años ochenta, celebraba la informalidad. La considerábamos un buen signo de los tiempos. Nuestros padres y abuelos habían tomado al futuro por las astas puesto que tenían enfrente a un Estado desbordado por las inmensas olas de migrantes, y a un mercado interno igualmente ensimismado.

Hasta antes de la actual expansión inmobiliaria, Lima se había hecho en gran parte gracias al punche de los invasores. Lo que comenzó como barriada o pueblo joven, se hizo ciudad; lo que originalmente fue un negocio de carretilla, se transformó en una PYME. Los intelectuales de izquierda y derecha se disputaron la interpretación de lo que venía sucediendo, pero todos concordaban que el desorden y la inmediatez se compensaban con las ganas de salir adelante.

Actualmente los criterios para evaluar lo sucedido en la última mitad del siglo pasado son otros. Para comenzar, la informalidad también tiene un lado atroz. La autoconstrucción en ciudades como Lima no nos permite saber si realmente los hogares de los peruanos son seguros. Cuando le hemos preguntado a los especialistas qué va a suceder con Lima cuando venga el próximo terremoto, no existe unanimidad. La informalidad en la construcción es una bomba de tiempo. Y esa condena vale para todo tipo de informalidad. Por ejemplo, en las pequeñas empresas, la tasa de explotación laboral es inconfesable y la evasión tributaria es delictiva. En las calles, el transporte, la seguridad, la salud y otros servicios básicos, tienen un carácter mortal.

En estos días estamos exponiendo en la Sala Luis Miró Quesada de Miraflores un trabajo que plantea diversas interrogantes sobre esto. Lo hemos trabajado con científicos y artistas, buscando una nueva dimensión a la reflexión sobre la informalidad en el país. Ya no estamos en la época donde mi derecho al trabajo deba poner en riesgo la vida de los demás. Ya pasó esa etapa política donde la aspiración a la justicia justificaba la violación de los derechos humanos de los “malos“ y los “indiferentes“.

Si queremos ser una sociedad mejor, debemos actuar como en familia, confiando en nosotros mismos y en nuestros vecinos. Tenemos que construir un sistema que incluya a todos. La informalidad es el enemigo.

(Publicado en El Comercio, 20 de enero de 2013)

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TERREMOTO (EN LIMA)

Un proyecto de toronja

Sala Luis Miró Quesada Garland

Municipalidad de Miraflores

Del 17 de enero al 7 de febrero

Horario: de martes a domingo / de 11am a 10pm